top of page
Banner Wayúu.jpg
  • YouTube - círculo blanco
  • Instagram - Círculo Blanco
  • Facebook - círculo blanco
  • Twitter - círculo blanco
  • SoundCloud - círculo blanco

Minería, mujer, agua y cultura Wayúu

Foto artículo 1.jpg

Para los indígenas Wayúu, el agua representa un eje de gravedad,  es el ombligo de su tejido social.  Su espiritualidad, cosechas, rituales, deidades, sueños y cultura se conectan con el agua bajo un vínculo recio que ancestralmente han valorado y protegido.  En medio de esta relación, la mujer emerge como la encargada de conectar lo humano y lo espiritual, son el puente a través del cual fluye la comunicación entre las deidades del agua y la comunidad.  Los Wayúu han depositado en esa conexión una inmensa confianza, sobre ella se sostiene su protección, la armonía del territorio y la capacidad de construir su porvenir.  En este sentido, afectar, destruir o apropiarse del agua significa arrancar desde adentro el corazón de toda una cultura y es un ataque directo contra la mujer Wayúu.  La minería, a través de la contaminación de las fuentes de agua, el desvío de ríos, la privatización, y el uso desmesurado del recurso hídrico no ha tenido ningún problema en cometer esa agresión.  Hoy, la mujer y el pueblo Wayúu resiste y se enfrenta a este monstruo que llegó de manera tormentosa a sus territorios. 

Foto: Juan Camilo Rodriguez

Como lo explica Maber Solano, del resguardo de Mayabangloma, existen tres elementos principales que resumen la conexión del pueblo Wayúu con el agua. El primer elemento es el agua lluvia, representada por Juyá, una de las deidades que los cuida y que trae agua dos veces al año para las cosechas; la segunda conexión es con Pulowi, la diosa encargada de proteger los cuerpos de agua; el tercer y último elemento es el de los sueños y los baños, estos son de vital importancia pues con ellos la comunidad se guía, protege, y construye su devenir. A través de este artículo exploraremos más a fondo estas conexiones, para entender lo que realmente está en riesgo con la actividad minera que hoy afecta al departamento de La Guajira. 

Juyá / Lluvia

Juyá, padre lluvia, y Mma, madre tierra. Juyá cumple un rol fundamental en la vida de los Wayúu a través de las visitas que en dos temporadas al año le hace a Mma. Allí se hace próspero el terreno para que los cultivos germinen. Cuando él llega los ríos se ensanchan, la comida abunda y todo florece.

Para agradecer a Juyá los indígenas le ofrendan la primera cosecha, “si es frijol, por ejemplo, se cocina con todo y cáscara, es coaccionada en una olla y eso hace un sonido como el de la lluvia. Ese sonido es el anuncio de la ritualidad y del respeto que se tiene desde la tierra hacia Juyá”, explica Maber Solano del resguardo indígena de Mayabangloma.

Pulowi / La protectora del agua

Pulowi es una deidad que tiene una gran responsabilidad, ya que se encarga de proteger los cuerpos de agua.  Desde allí, desde los ríos, los pozos, los ojos de agua y demás cuerpos de agua, desde su silencio y su tranquilidad se conecta con la gente, impone sus reglas, premia a quienes la cuidan y castiga a quienes atentan contra ella.  “Si nosotros aprendemos a respetar esas reglas, si entendemos y empezamos a obedecer esas conductas, lograremos mantener un mundo más equilibrado”, asegura Darilis Solano del resguardo indígena de Mayabangloma.

Seguir las reglas es parte fundamental de las mujeres Wayúu porque comparten una conexión espiritual muy grande con Pulowi, pero Pulowi solo hace presencia si hay fuentes de agua que cuidar, si estas desaparecen, Pulowi desaparece. El vínculo con la mujer y la comunidad se deterioraría hasta quebrarse.

Cerrejón Contraste.jpg

Foto: Santiago Londoño / La minería en manos de la empresa El Cerrejón ha afectado numerosas fuentes de agua en La Guajira.  Sus tajos chocan abruptamente con la biodiversidad del sur de La Guajira.  En algunos casos, como el del Arroyo Bruno, los cauces de los arroyos han sido desviados para abrirle paso a la minería.   

Fotos: Santiago Londoño y Colectivos de Abogados José Alvear Restrepo

La siguiente imagen muestra el cauce del Arroyo Bruno antes y después de su desvío. 

Los sueños

_MG_3975.JPG.jpg

Foto: Juan Camilo Rodriguez /

Darilis Solano, resguardo Mayabangloma. 

Los indígenas Wayúu sueñan constantemente con el agua, estos sueños son interpretados para entender el destino de la persona o de la comunidad. Maber explica dos sueños recurrentes, “si en mi sueño ocurre que me arrastró o me sumergí en agua sucia, significa que voy a estar en problemas. En cambio, si sueño que el agua está cristalina, voy a tener un porvenir excelente, vamos a tener un camino limpio, vamos a tener unas relaciones buenas y todo lo que nos propongamos después de ese sueño va a ser satisfactorio.”

Estos sueños son interpretados por los sabios de la comunidad, los cuales establecen códigos para dar explicación sobre ellos.  Sin embargo, si no existe el contacto con los espíritus, la tranquilidad de su territorio y el vínculo con la madre tierra, el Wayúu pierde la capacidad de soñar. 

Los sueños no solo les permiten prevenirse del futuro cercano, sino que son las mujeres las que sueñan con los rituales que la comunidad debe realizar para alabar a sus deidades o presentar tributos a sus dioses. En estos sueños también se revelan los baños que se deben realizar al despertar y las plantas que deben usarse para balancear las energías y disminuir el impacto negativo de lo que pueda venir.  

Los baños, la protección y la armonización del territorio

El baño, de esta forma, se convierte en una forma de protección, de armonización de las energías y de vínculo con lo espiritual.  Se realizan posteriormente de los sueños, deben hacerse con abundante agua y con plantas que crecen a las orillas de los cuerpos hídricos. Estos baños son, para los Wayúu, una importante herramienta para construir su futuro. Ya sea para evitar los males o asegurar la visita de Juyá, el baño y el sueño, interpretado y realizado por las y los mayores de las comunidades, son fundamentales para el bienestar y la tranquilidad del pueblo Wayúu. 

Sin agua, el bienestar, la tranquilidad y la protección se desvanecen.  Así le ha venido sucediendo a la comunidad de Tamaquito II, una de las más de 15 comunidades desplazadas involuntariamente de su territorio debido a la minería en La Guajira.  En su sitio de origen, contaban con abundantes fuentes de agua para sus rituales.  Debido a la contaminación y la destrucción del vínculo con las comunidades cercanas, fueron reasentados en un territorio árido, en donde el agua apenas alcanza para las necesidades básicas de la gente, mientras sus cultivos caen a manos de la sequía y la cultura se desvanece al no contar con los sitios sagrados para hacer sus rituales. 

 

Con la llegada de la minería a La Guajira, se afectó enormemente el recurso hídrico en la región.  Organizaciones sociales y comunidades registran más de 20 arroyos, manantiales y demás cuerpos de agua afectados por la minería.  La contaminación, el desvío, el secado y el abuso de cantidades enormes de agua para sus actividades son algunas de las actividades con las que la minería ha venido destruyendo las fuentes hídricas en la región.  Al llegar, las multinacionales aseguraron que esto no sucedería, hoy, más de 40 años después de su llegada, la realidad es otra.  

Sin el agua no hay equilibrio, el tejido social se debilita, las tradiciones se empiezan a perder y la tierra se seca.   ¿Cómo mantener el equilibrio? ¿Cómo respetar el vínculo con la naturaleza si tuvieron que huir de su hogar? Están desprotegidas, ya no pueden cuidarse ni a su familia ni a su comunidad. Se sienten impotentes e invitan a los espíritus a que migren con ellas, pero ellos no responden, los espíritus se quedan en su tierra, donde tuvieron paz.

La minería los obligó a desplazarse, a buscar otras fuentes de agua que no encontraron. Aun vuelven de vez en cuando a ver lo que quedó, pero su tierra ya no es fértil y lo gran parte del agua que queda hoy es propiedad privada, sus espíritus siguen ahí, esperando. Sus vidas cambiaron y ahora luchan por adaptarse para no perder lo que les queda.

Las mujeres Wayúu añoran un mejor futuro, en el cual lo que tuvieron vuelva a germinar. Un lugar donde los espíritus quieran visitarlas y donde Pulowi pueda cuidarlas; un lugar con cosechas y aire fresco, sin ruido, donde solo se escuche el correr agua; un lugar donde los niños puedan aprender de las tradiciones y de su cultura; un lugar con esperanza.

Firma la petición aquí: http://chng.it/qSPhQRrYkR

Escrito por: Alejandra Rico / Santiago Londoño 

Fotografía: Juan Camilo Rodriguez / Santiago Londoño

Audiovisual: Juan Camilo Rodriguez / Santiago Londoño 

bottom of page