
El derecho a la participación de Niños, Niñas y Jóvenes indígenas - NNJ- como estrategia para la recuperación de la memoria y la preservación de su cultura
La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) ratificó hace unos meses, su decisión de archivar el trámite de una licencia ambiental de la empresa AngloGold Ashanti, en un intento más de esta multinacional por hacerse a la explotación de cobre en el suroeste antioqueño, aún en contra de los deseos, intereses y decisiones de distintos actores sociales, entre ellos, la comunidad Embera chamí que habita la región.
En ese escenario, las autoridades indígenas y sus comunidades, en línea con otros actores sociales del Suroeste, han adelantado acciones de incidencia y denuncia frente a estos hechos; asimismo han solicitado a PAS que continúe acompañándolos en la defensa del territorio. De modo que, junto a la comunidad Emberá Chamí se acordó continuar con el trabajo de fortalecimiento de los Semilleros de la guardia indígena, y de sus autoridades en los resguardos de Miguel Cértiga, Bernardino Panchí y Marcelino Tascón. El propósito de esta acción es promover con organizaciones, comunidades o colectivos que trabajan con niños, niñas y jóvenes reflexiones alrededor del derecho a la participación en clave de gobernanza territorial.
En ese contexto, la visión de Pensamiento y Acción Social - PAS sobre la Gobernanza Territorial es entendida como la puesta en práctica de formas de participación y gestión de las dinámicas territoriales de manera compartida y concertada con sujetos colectivos, mediante la intervención de actores que comparten objetivos comunes. A partir de esta convicción, la Línea de Territorios y Derechos Humanos de PAS elaboró una estrategia pedagógica que busca fortalecer las capacidades de las niñas, niños y jóvenes para que se organicen y desempeñen un papel importante en la implementación de los planes de vida de sus comunidades. La estrategia pedagógica ha posibilitado la construcción de semilleros como un espacio de diálogo e intercambio de experiencias y saberes, por esta razón, en los meses de noviembre y diciembre de 2022, se diseñó una investigación conjunta entre los semilleros y PAS, para identificar los niveles de participación de los niños, niñas y jóvenes en sus resguardos. A continuación, se exponen la metodología y los hallazgos identificados en esta investigación.

La escalera de la participación, metodología para el trabajo con NNJ
Para alcanzar el objetivo planteado se utilizó La escalera de la participación[1] de Roger Hart (1993), la cual invita a reflexionar sobre el papel real y el valor dado a la opinión de los niños, niñas y adolescentes en los procesos de participación. La Escalera de la participación es una metodología creada en escenarios occidentales en donde las etapas de la vida están estrechamente referidas con la edad y definen un periodo de transición de la niñez a la adultez, en la cual se van preparando para asumir los derechos y deberes en la sociedad, sin embargo, se puede adaptar en otros contextos, como los de los pueblos indígenas.
Las discusiones en las que PAS viene aportando sobre la aproximación al sujeto que contenga a NNJ, definir a un niño o una niña, única y exclusivamente por la edad, resulta insuficiente, pues no da cuenta de las características y problemáticas que marcan las vivencias de los hombres y mujeres que se encuentran transitando este proceso vital. Además de esto, esta noción deja de lado a algunas comunidades indígenas y afros, que auto-determinan la noción de niño(a) y joven de acuerdo con sus costumbres.

Definiciones oficiales sobre niño, niña, adolescente o joven
La Escalera de Hart es útil para comprender las relaciones que se establecen entre los integrantes de la comunidad y para entender el papel que desempeñan los niños, niñas y jóvenes dentro y fuera de esta, en clave de participación.

La participación de los niños, las niñas y los jóvenes desde el ser de las comunidades Embera Chamí del suroeste antioqueño
La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptado en 1989 por la Asamblea de las Naciones Unidas contempla en su articulado el derecho a la participación de niñas y niños, entre ellos, los artículos 12 y 13 sobre el derecho a ser escuchados y a expresar libremente sus opiniones. Durante las actividades desarrolladas por PAS, con el apoyo de DKA, se recogieron las percepciones de niños, niñas y jóvenes sobre el alcance y potencial de la Convención en clave de la garantía de participación de este grupo etario, para la defensa del territorio, la cultura y la vida de las comunidades. Las opiniones expresadas se condensan en las siguientes imágenes:
Además, identificamos que en los resguardos de La Mirla, Bernardino Panchí y Karmata Rúa, los niños y las niñas participan activamente en los semilleros de la guardia indígena; este colectivo está compuesto por niños, mujeres y adultos, en proceso de resistencia y pervivencia del territorio y en defensa de la vida y de la autonomía de los pueblos indígenas, enmarcados en el Plan de Vida y en respuesta a todos los factores de violencia que atentan contra el bienestar y la armonía de los niños, los jóvenes, los adultos y mayores. Parte de su labor se sustenta en la Ley de origen, el ejercicio del derecho propio y las normas que les son favorables a partir de la Constitución Política de Colombia.
Al dar click acá, encontrará las opiniones de NNJ expresadas en los talleres

"En los espacios de capacitación no se piensa nunca en incluir a los niños, pero el niño en realidad no va a venir a estorbar, sino que quiere aprender, quiere proponer o quiere participar, pero el lema siempre es: primero los grandes y después los niños"
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Los NNJ de los semilleros de la guardia indígena, participan activamente en la preparación y recolección de alimentos, limpieza de la casa, entre otras actividades cotidianas, en donde las y los adultos comparten aprendizajes y modelos de comportamiento que le permiten al niño y la niña conocer e incorporar a su cotidianidad, las prácticas culturales, sociales, económicas y espirituales de su comunidad.

Sin embargo, la comunidad y las autoridades en su conjunto advierten sobre una amenaza que cierne en el sentido de perder esos espacios de participación, en un contexto más amplio de debilitamiento de prácticas culturales tradicionales, atraídos los jóvenes por el deseo de ubicarse en las ciudades y los centros poblados, lejos de sus territorios. Así lo expresa un adulto del resguardo indígena.
— Los jóvenes no quieren saber de trabajar, solo quieren saber de la ciudad. En algún momento la ciudad no va a poder resistir y les va a tocar venir otra vez a los territorios.
El encanto que ejerce la tecnología sobre las y los jóvenes y niños y niñas es enorme: el uso del celular, el televisor, las fiestas con amigos y amigas kapunia (no indígenas), cautiva su interés. A esa situación, se agregan el progresivo consumo de sustancias psicoactivas, deserción escolar y cada vez más recurrente adopción de otras prácticas occidentales, lo que constituye un escenario para que especialmente los y las jóvenes se desvinculen paulatinamente de su territorio.
Aunque la situación preocupa, no es generalizada, pues se encuentran niños, niñas y jóvenes que tienen una perspectiva vital distinta; así por ejemplo, para Juán Andrés, un joven líder de Karmata Rua: todos(as) las
integrantes de las comunidades indígenas Embera tienen la responsabilidad de emprender acciones para recuperar sus prácticas ancestrales y llenar de sentido los planes de vida, rutas de acción con las cuales las comunidades Embera puedan mejorar sus condiciones de vida y mantener una relación armónica con su territorio. Por esa razón, es injusto que se responsabilice única y exclusivamente a los y las jóvenes. Recuperemos su punto de vista:

"Para mí el territorio es más que el espacio; un día me pregunté cuáles realmente eran los dioses embera (usualmente se denominan tres); pero nosotros no sabemos de nuestros dioses, ya que estamos influenciados por el catolicismo; el territorio es mi hogar y también el lugar donde voy a descansar en paz algún día"
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Si se analiza una de las variables del desarraigo, se encuentra que el desinterés escolar tiene distintas causas: i) las instituciones públicas de educación secundaria de los municipios, no se habla ni se escribe en lengua emberá sino en español. El uso de la lengua materna es un factor determinante en la educación primaria, sin embargo el paso a la secundaria es abrupta, pues la construcción de conceptos académicos culturales se hace desde y con una lengua y una cultura ajena, esta situación los pone en desventaja con los hispano hablantes y les impide entender algunos conceptos que resultan sencillos y claros para los capunia, pero no para los hablantes de la lengua Emberá. ii) en los registros tomados, se encuentra que algunos NNj aseguran que, en ocasiones, se sienten catalogados y exotizados por pertenecer a una comunidad indígena. Según su punto de vista, en fechas especiales como el día de la antioqueñidad -celebración propia del departamento y de la cultura paisa-, se les pide a los niños, las niñas y jóvenes indígenas, que interpreten sus bailes típicos en eventos escolares; sin embargo, no se reconoce que esas prácticas son determinantes para la cultura indigena. Realmente es poco el interés de la escuela como institución, por proponer y desarrollar procesos de inclusión, enfocados al respeto y el reconocimiento de la riqueza de la diversidad cultural que tiene el Suroeste antioqueño.
"Yo recuerdo que hace poquito, una persona me pidió grabar un video solo porque yo me "veo" Embera pero ni siquiera me explicó para qué era o porqué. Simplemente me dijo lo que tenía que repetir frente a la cámara y ya, no me dejó hacer preguntas ni nada"
Todo indica que es necesario promover y dar sostenibilidad a espacios de reflexión y diálogo de saberes intergeneracionales e interculturales, con el propósito de considerar la coexistencia de cosmogonías y conocimientos diversos dentro y fuera de la escuela y no caer en prácticas canónicas, esencialistas y superficiales sobre el concepto de niño, niña o joven indígena: “retomar el concepto de diversidad, ya no entendido como la confluencia de culturas, sino la forma en que distintas cosmogonías, prácticas culturales y corporales, de género y clase social, se situaron de manera asimétrica con respecto a las relaciones de poder-saber instauradas por la matriz moderno-colonia.”(Cuevas, 2016)

"Uno como papá es como un espejo con los niños - sin embargo, el espacio para adultos es diferente al de los niños - hay que dar un buen ejemplo - a los niños no se les puede involucrar en los problemas de adultos, no hacerlos vengativos por ejemplo - muchas veces silenciamos a los niños; hay que tratarlos con respeto y cariño".
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Luego de escalar los tres peldaños relacionados con la NO participación, los y las participantes (entre ellos algunos adultos) lograron identificar que: a) la manipulación b) el engaño y c) la participación simbólica, son útiles para entender no solo el papel que tienen los niños, niñas y jóvenes dentro y fuera de la comunidad sino también para reflexionar sobre el mal trato y la exotización que por mucho tiempo han recibido las comunidades indígenas emberá por parte de un sector del Estado y la ciudadanía. Estas ideas fueron reiteradas en distintos momentos y formas en desarrollo del encuentro, especialmente a través del teatro foro[2] en donde se escenificaron las situaciones sociales que enfrentan NNJ en las cabeceras municipales y en sus colegios.

La escucha, el arte y la inclusión: herramientas de niños, niñas y jóvenes
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